PROYECTO LEY 3332-D-2010 - SITIO HISTORICO

PROYECTO DE LEY


Art.1º: Declárase “Sitio Histórico” en los términos del artículo 4º inciso a) de la Ley Nº1227, el predio ubicado entre la Av. Gaona y las calles Gualeguaychú, Morón y Sanabria, asentado en la Sección 7, Manzana 84, Parcela 5.

Art.2º: Cúmplase con lo dispuesto en los artículos 89º y 90º de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Art. 3º: Comuníquese, etc.




FUNDAMENTOS

Señor Presidente:

El presente proyecto propone la declaración de Sitio Histórico del denominado "Corralón de Floresta", en reconocimiento a su valor histórico, urbanístico y social.

El Corralón tiene su origen en la compra, efectuada por la entonces Municipalidad en 1911, de un predio delimitado por las calles Gaona, Sanabria, Morón y Gualeguaychú, propiedad de del Sr. Leopoldo Rígoli. El fin perseguido era la instalación de un corralón de limpieza. Sus instalaciones incluían una caballeriza, departamento de veterinaria, taller de maestranza y oficinas. Allí se guardaban los carros de los barrenderos y las chatas que recogían la basura. El Corralón contaba con más de cien caballos y no sólo cumplía las funciones de recolección de basura y regado de calles, sino otras de ayuda comunitaria como sacar los carros que se empantanaban en las calles de barro o prestar sus animales al Departamento de Bomberos para rescatar a los caballos que accidentalmente caían al arroyo Maldonado, que por ese entonces corría a cielo abierto. Asimismo, cuando éste desbordaba, inundando la zona, el corralón contribuía a evacuar y dar albergue a los inundados.

Si bien en un principio el Corralón funcionó como un catalizador del crecimiento urbano de su entorno, ya que muchos de los que allí trabajaban alquilaron o construyeron sus viviendas en los alrededores, este mismo crecimiento fue el que hizo que surgieran los primeros reclamos vecinales que pedían, a mediados de la década de 1940, su traslado a un lugar más alejado de la Ciudad, por razones de higiene.

Mientras tanto, los sistemas de recolección de residuos habían ido pasando de las chatas tiradas por caballos, en las que el recolector caminaba junto al caballo y, dejándolo en la esquina, recogía la basura domiciliaria de cada cuadra en un fuentón, a los camiones que hicieron su aparición en el Corralón alrededor de 1960. A pesar de esto, las últimas chatas fueron retiradas del servicio en 1968.

En 1965, la Resolución Nº 21.108 , ordenó estudiar la posibilidad de traslado del Corralón a un lote ubicado en Av. Roca y Lacarra, previéndose ya desde entonces la transformación del predio en un espacio verde público.

El servicio de recolección de residuos estuvo enteramente a cargo de la Municipalidad hasta 1962, año en que la empresa privada Maipú se hizo cargo de parte de él. En 1977 se crea el C.E.A.M.S.E. (Cinturón Ecológico del Área Metropolitana Sociedad del Estado), que concede el servicio enteramente a privados. El Corralón fue también el punto de encuentro de los trabajadores estatales del sistema de recolección de residuos, y sede de sus reuniones. Allí cumplía servicio como barrendero el sacerdote Mauricio Silva quien fue secuestrado y desaparecido, al igual que Julio Goitía y Néstor Sammartino.

En el año 2000, el nuevo Código de Planeamiento Urbano zonificó el predio como Distrito UP -Urbanización Parque- plasmando así, en la normativa, la iniciativa largamente postergada de transformar el Corralón en un parque. A partir de este hecho, y entre los años 2000 y 2004, se desarrolló un trabajo conjunto entre los vecinos y el Gobierno de la Ciudad cuyo resultado fue un proyecto integral de área verde en el que se contemplaba la construcción de una plaza con patio de juegos en la esquina de la Av. Gaona y Gualeguaychú -"la placita"- la construcción de una escuela secundaria -de la que el barrio carecía- en el sector ubicado sobre la calle Morón, y un área verde parquizada denominada "la plaza grande", que abarcaría el resto del predio. Dentro de este último sector se prevé la puesta en valor y preservación de la casona histórica del Corralón para su funcionamiento como centro cultural y lugar de reunión de las muchas asociaciones surgidas en el barrio, entre ellas la entonces recientemente formada Asamblea de Vecinos de Floresta. Se preveía, asimismo, la conservación de la estructura de algunos de los galpones históricos. El proyecto de creación de una escuela media fue presentado en el Presupuesto Participativo y aceptado como prioridad para el área, comprometiéndose el Gobierno a llevarlo a cabo.

A los hechos históricos de los que este significativo espacio del barrio de Floresta ha sido testigo, se suman aquellos acaecidos en diciembre de 2001. Desafortunadamente, el barrio sufrió de cerca la violencia imperante, ya que el 29 de ese mes tres jóvenes vecinos murieron víctimas del "gatillo fácil". Las madres de estos jóvenes se sumaron a las organizaciones barriales que se reunían en el Corralón, apostando al esfuerzo conjunto como única posibilidad de superación del trance tan difícil por el que transitaba nuestro país en esos días. Como resultado de esto, se organizaron en la Escuela República del Perú, cercana al Corralón, dos muestras de arte y un concurso de escultura. Este último tuvo como objetivo la elección de una obra que se erigiría en la Plaza de la Victoria, espacio verde ubicado en una de las esquinas del Corralón, para evocar la memoria de los tres jóvenes asesinados. El monumento escultórico, obra de las artistas María Claudia Martínez y Verónica García, se concretó gracias a la colaboración de la Dirección de Infraestructura Escolar, quien proporcionó los materiales; al Centro de Formación Profesional N° 24 donde se construyó la obra y a la Dirección General de Guardia de Auxilio del GCBA quien llevó a cabo el emplazamiento en diciembre del año 2004.

Una vez vencidas las concesiones que afectaban el predio, éste pasó nuevamente a manos del Gobierno de la Ciudad que, mediante un acta, lo entregó en guarda a las asociaciones vecinales, hasta tanto se abriera el parque al público.

Entretanto, se concretó el emplazamiento de la escultura y, también, la construcción de la Escuela, hoy abierta a todos los adolescentes del barrio. Lamentablemente, la construcción de la "plaza grande" todavía no ha tenido lugar. Sin embargo, el Corralón se ha convertido en un centro de actividades culturales, sociales y educativas reconocido en toda la Ciudad. En él tiene su sede el grupo de teatro "El épico de Floresta", que brinda la posibilidad tanto de ver como de hacer teatro comunitario. Asimismo, en el Corralón se dictan clases de escultura en madera, danzas y murga, entre otras.

La Ley 1227 define al Patrimonio Cultural de la Ciudad como "el conjunto de bienes muebles e inmuebles (…) que en sus aspectos tangibles e intangibles, materiales y simbólicos, y que por su significación intrínseca y/o convencionalmente atribuida, definen la identidad y la memoria colectiva de sus habitantes." En su artículo 3°, define el carácter de estos bienes que lo integran como "histórico, antropológico, etnográfico, arqueológico, artístico, arquitectónico, urbanístico, paisajístico, científico, así como el denominado patrimonio cultural viviente." El artículo 4º, Categorías, define a los Sitios o Lugares Históricos como "aquellos vinculados con acontecimientos del pasado, de destacado valor histórico, antropológico, arquitectónico, urbanístico o social."

El Corralón de Floresta reúne todas las características arriba descriptas, ya que ha sido testigo de la evolución histórica de nuestra Ciudad en aspectos tan relevantes como el crecimiento urbano y los sucesivos cambios operados en las ideas imperantes en materia de higiene e infraestructura. Asimismo, ha funcionado como punto de encuentro alrededor del cual gira la participación ciudadana, hecho éste que le otorga tanto valor histórico como un destacado valor social y cultural que mantienen su vigencia hasta nuestros días. "La importancia que este predio tuvo y tiene en la comunidad de Floresta se ve hoy en el esfuerzo realizado por los vecinos con el fin de recuperarlo para la comunidad".

El presente proyecto busca reconocer normativamente estos valores, no sólo para su preservación en el tiempo, sino también para contribuir a la consecución de un objetivo más amplio, que es la construcción del parque público y centro cultural por el que los vecinos vienen trabajando desde hace casi cincuenta años.

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